CAPITULO 2
-Sorpresa¡¡¡ -Gritaron todos al unisonó. Se encontraban
muchos de mis seres más queridos, estaban mis tíos de chicago, que me imagine
debieron haber batallado para venir hasta acá ya que casi nunca pueden venir y
habían batallado por mí, se encontraban varios de mis amigos, algunos a los cuales hacía ya mucho no los veía, me sentí
tan mal, de una manera inexplicable me sentía triste, todos habían venido hasta
acá a verme y yo les diría que ya no los podría ver más porque me iba, de
pronto un torrente de emociones me eclipso la mente, me sentí asfixiada, quería
llorar, o no sé si ya había comenzado a llorar porque de pronto todos se me
quedaron mirando con cara de preocupación y tristeza a la vez, me imagino que
pensaron que no me gusto su sorpresa y eso me hizo sentir aún más mal, ya no
aguante más, tenía muchos sentimientos encontrados, solo quería estar sola un
momento, no quería ver a nadie.
-___, estas bien -Me pregunto mi padre, y no, no estaba
bien, Salí corriendo de ahí hacía mi cuarto.
Subí las escaleras con desesperación entre a mi cuarto, serré la puerta detrás de
mí y me tumbe en mi cama, no paraba de llorar, ahora me sentía mal también por
haberlos dejado a todos así abajo, pensarían que he actuado como una chiquilla
caprichosa pero en verdad no me sentía con los ánimos y las fuerzas de sentirme
tan culpable por lo que les diría, aunque en un arto más que estuviera más
tranquila bajaría a disculparme, ya que eso había sido descortés de mi parte.
Me quede pensando en la manera de decírselo a todos porque ese era mi sueño, y
una vez mi padre me había dicho que hay que perseguir tus sueños y eso es lo
que haría, ya me estaba tranquilizando y ahora ya estaba más decidida. De
pronto tocaron a la puerta de mi cuarto y aunque ya estaba mejor no quería que
nadie me viera así.
-Por favor, ahora no quiero ver a nadie, en un momento bajo –Dije
desde donde estaba.
-Soy yo Luis, qué te pasa, por favor déjame pasar –Me dijo
preocupado, necesitaba abrazarlo, a él le tenía plena confianza, así que rápido
me pare, abrí la puerta y me lance a sus brazos, el estar en sus brazos me reconfortaba
y ya me había calmado pero al abrazarlo se me salieron más lagrimas.
-Hey, tranquila, estoy aquí –Me dijo acariciando mi cabello.
-Cuéntame, qué ha sucedido, por qué subiste llorando de esa
manera –Me pregunto alejándome de él y haciendo que lo viera a los ojos.
-Oh, Luis, es que me siento tan mal, tan patética –No pude
terminar, las palabras no me salían.
-No eres patética, un poco chiflada, pero no patética –Me dijo
con una sonrisa, no pude evitar reír, por eso lo quería tanto.
-Eres un tonto, gracias por hacerme reír –Le dije apoyando
mi cabeza en su hombro.
-Me gusta verte reír, pero ya, en serio, por qué te sientes
así-
-Es que…bueno, no lo sé, de pronto me tomo por sorpresa el
ver a tantas personas queridas juntas, a mis tíos que debieron batallar al
venir y para que yo les diga lo que les tengo que decir-
-Y, ¿Qué es lo que les tienes que decir? –Me pregunto, ya
era hora que lo dijera, aunque ya lo sabían, pero quería que supiera que
hablaba en serio.
-Ya lo sabes –Fue lo único que le dije, quería que
adivinara, por un momento arrugo la frente, pensativo, después rodo los ojos.
-Rayos ___ no estarás pensando en eso de nuevo –Se paró de
la cama y se cruzo de brazos dándome la espalda, yo también me pare.
-Tú y todos saben que ese es mi verdadero sueño, y lo quiero
cumplir –Dije un poco a la defensiva.
-¿Y dejar a tus padres, a tus amigos, a mí, dejar tu país y
a todos quienes te quieren? – Pregunto enfadado.
-El que me valla no quiere decir que mis sentimientos hacía
todos ustedes cambien, claro que los extrañare pero creo que vale la pena ese
sacrificio-
-Sé que es tu sueño, pero piénsalo bien –Dijo con un tono
más suave.
-Por favor, apóyame, tu no me des la espalda –Dije acercándome
a él y abrazándolo.
-No, no te daría la espalda-
-Gracias –Dije alejándome de él, camine hacía mi ventana y
me asome, ya era tarde y se comenzaba a ver el ocaso.
-Sabes, vine con el propósito de hacerte una pregunta y creo
que dirás que si –Dijo algo feliz.
-Claro, dime –Conteste aún viendo por la ventana.
-Voltea –Fue lo que me dijo, y lo hice, no podía creer lo
que estaba viendo, estaba arrodillado frente a mí, tendiéndome un gran y
hermoso anillo e una cajita de terciopelo negra, me quede pasmada.
-¿Quieres casarte conmigo? –Sus ojos brillaban, no sabía que
decir, él era mi amigo, no lo veía como algo más.
-Luis…yo…no puedo…lo siento –Dije casi en un susurro, me
sentía rara y apenada y de nuevo me comenzaron los sentimientos encontrados.
-Sé lo que dirás, que no aceptas porque te irás a Los Angeles
y todo eso, pero si te casas conmigo nos casaríamos en Los Angeles, y viviríamos
allá, tú y yo sabemos que no tienes mucho dinero, y sabes que yo tengo mucho
dinero, podrías vivir como siempre has querido y claro que tampoco vas a batallar
para encontrar trabajo, mi padre es muy influyente y puede hacer que fácil te
acepten en cualquier butic de Los Angeles para que seas una gran diseñadora de
modas, como siempre lo haz soñado –De pronto me sentí muy enfadada con él, no
podía creer lo que escuchaba de mi mejor amigo.
-¿Qué?¡¡ Creíste que porque me ofrecías todo eso aceptaría casarme
contigo, crees que soy una interesada, pues deja que te diga que no, tengo
dinero suficiente y quiero trabajar en un lugar donde me contraten por lo que se
no por influencias, me duele que pienses así de mi y no puedo casarme contigo
porque eres mi amigo y no te puedo ver como algo más –Estaba muy enfadada y
sentía mi cara caliente.
-Claro, primero dudaste y después me dices que no
rotundamente –Me dijo alzando la voz y parando se dé el piso.
-Si no te dije que no desde un principio fue porque no te
quería herir pero aún así te tendría que haber dicho que no de cualquier forma-
-¿No me querías herir? No me digas que nunca te diste cuenta
que yo siempre he estado enamorado de ti, desde el principio, es patético
-No, yo siempre creí que me veías igual que como yo te veía
a ti, lo siento, no puedo casarme contigo, no puedo, te quiero pero no puedo –Baje
un poco la voz.
-Eres muy egoísta, solo piensas en ti –A esas palabras
primero sentí dolor y luego enfado.
-¿Egoísta yo? Tú eres el egoísta que solo piensa en sus
sentimientos y no te paras a pensar en los míos-
-¿Y a caso tu pensaste en los míos al decirme que no? –De nuevo
alzo la voz.
-Porque no puedo decirte que si solo porque tú así lo
quieres –Comencé a llorar.
-Pensé que eras diferente –Me dijo y después se alejo, abrió
la puerta de mi cuarto, salió y la cerró a su paso.
-Yo pensaba lo mismo de ti –Dije cuando cerró la puerta
aunque no creo que me haya escuchado.
Me puse a llorar de nuevo, eran muchas emociones para un
día, mi amigo había cambiado, me había herido con sus palabras y creo que hasta
lo había perdido y eso no lo podía soportar, lo quería mucho, él era la persona
que me defendía en la secundaría cuando me decían nerd, nunca creí que estuviera
enamorado de mi y lo lamentaba pero no sentía lo mismo por él y me duele que
piense así de mi. Me tumbe en el suelo llorando y no me preocupe por cerrar la
puerta con llave, estaba acostada llorando cuando de pronto me percate e que la
caja con el anillo estaba tirada a pocos pasos de mi, cerré los ojos para no
verla más.
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